Miércoles Santo, el evangelista Mateo relata lo sucedido entonces. 2 ′
Jesús estaba en casa de Simón el leproso. Apareció una mujer sosteniendo una botella de mirra cara. Pidió perdón al Hijo de Dios por ser una prostituta y arrojó esta mirra en Su cabello.
Los discípulos de Jesús consideraron este acto un gran desperdicio, ya que podían vender el mirra y con el dinero que obtendrían para ayudar a los pobres.
Jesús tomó el papel de la mujer y reprendió a sus discípulos, diciendo que esta mujer le había hecho bien al prepararlo para el entierro. Les recordó que los pobres podrán ayudarlos durante toda su vida, mientras lo tendrán a Él por un tiempo más.
La perdonó por sus pecados y, profetizando, dijo que su acto sería mencionado en el Evangelio que sería predicado a todo el mundo, haciendo de esta referencia un memorial para ella.
Entonces Judas se fue y fue a encontrarse con los Sumos Sacerdotes. Les preguntó qué le darían para entregarles a Cristo, y le prometieron treinta piezas de plata ...
El aceite de eucalipto se considera curativo. Durante la Santa Cena, el sacerdote enciende una vela por cada Evangelio que lee. Esto es lo que hacen algunos creyentes durante la Gran Eucaristía, en la iglesia, el Miércoles Santo.
En algunas zonas de Grecia, las mujeres van a la Gran Eucaristía, llevando consigo una sopera con harina.
Le colocan tres velas, que queman durante la realización del Misterio. Usan esta harina para hacer bollos de Pascua al día siguiente.